Los pozos de control de las aguas subterráneas están situados estratégicamente en todo el emplazamiento para garantizar que las operaciones del vertedero no afecten a la calidad de las aguas subterráneas.

La escorrentía de las aguas pluviales se recoge y contiene en balsas de sedimentación que permiten que las partículas de tierra se asienten fuera del agua antes de ser vertidas fuera de la propiedad.

Un sistema de recogida de lixiviados drena y recoge el agua de lluvia y otros líquidos del vertedero. Una vez recogido, el líquido se transporta fuera del emplazamiento hasta una instalación de tratamiento de aguas residuales.

El gas metano producido naturalmente por la descomposición de los residuos se recoge y elimina de forma segura para el medio ambiente.

Los sistemas de protección medioambiental implantados cumplen todas las normativas estatales y federales.